(Adolfo R. Gorosito, julio 2022) – El extraordinario escritor español Miguel de Cervantes Saavedra (1547/1616, autor del inmortal “Don Quijote de la Mancha() escribió en cierto momento de reflexión o expresó en eventual diálogo entre amigos: “Me moriré de viejo  y no acabaré de comprender al animal bípedo al que llamamos Hombre”.

            Es difícil compendiar desde la interpretación de nuestro tiempo la motivación de aquella reflexión cervantina. En su vida compartió las delicias de la vida hogareña y sufrió en carne propia los desgarramientos físicos y sicológicos que provoca la guerra.

“Bípedo al que llamamos Hombre” escribió Cervantes de Saavedra y así lo repetimos en muchas oportunidades. Los seres humanos somos bípedos por conformación natural, pero a diferencia de los más evolucionados representantes del reino animal estamos dotados de inteligencia, capacidad de discernimiento  y libre albedrío.

Nos incorporamos en otra experiencia de vida, con enorme capacidad de desarrollo pero pisando la cuerda floja de la responsabilidad individual y colectiva. – “Moriré de viejo y no alcanzaré a comprender al animal bípedo al ue llamamos Hombre”, vuelvo a citar la frase del autor del Quijote. Comparto plenamente ese contenido textual, porque el Bípedo llamado Hombre es capaz de las realizaciones más sublimes, de los métodos bélicos más sofisticados y de las aberraciones más horribles que enlutan las crónicas. Todo ello sumándose a la indiferencia de los poderosos frente a los efectos del calentamiento global y a la contaminación incontrolable.