49 (Adolfo R. Gorosito, mayo 2020) – Crece la demanda de flexibilización en las medidas de prevención, operativo de defensa contra el avance del COD.19). La tendencia es explicable porque el ser argentino es sociable por naturaleza, porque el confinamiento resulta perjudicial, y porque la situación económica del país reclama que el sector productivo asuma el rol protagónico que puede salvarnos del desastre. En conversaciones entre amigos suelo repetir que no hay que bajar los brazos en esa actitud defensiva, porque el virus se sigue expandiendo, pese a las sentencias de Jair Bolsonaro (Brasil) y Donald Trump (Estados Unidos), entre otros. Con bravuconadas y desafíos a la realidad no hacemos sino ir hacia el enemigo mortal en vez de mantenernos en nuestras trincheras virtuales. He leído recientemente el texto a que dio lugar una conversación del diario Clarín con Santiago Kavaldoff (Filósofo argentino, ensayista, poeta), en la que este hombre de mente preclara afirma que aún no ha llegado lo peor de la pandemia, y que la población argentina debe mantener el criterio necesario y suficiente auto control, para estar mejor preparados ante la posibilidad de otra embestida de la pandemia Textualmente, dijo: “Es una paradoja salir gradualmente de una cuarentena relativamente exitosa, cuando lo peor aún no ha llegado”. En nuestro medio (distrito de Adolfo Gonzales Chaves y distritos vecinos inmediatos como Laprida, Benito Juárez, San Cayetano y Tres Arroyos) la cuarentena es exitosa y se está flexibilizando, para alivio de la población en general y facilitar el desenvolvimiento de comercios y oficios. Estamos en el camino correcto ¡No bajemos los brazos!
