39 (Adolfo R. Gorosito, febrero 2021) – Laberinto es lugar diseñado con callejuelas e interrupciones destinadas a confundir a quien lo recorre. Es tema de sugestivo contenido para guionistas, escritores, y simplemente curiosos. Ante el tema predominante. Busquemos ejemplos prácticos para aclarar esta metáfora: He leído que “Si no se reactiva el crecimiento económico y no se reduce la inflación, la pobreza crecerá indefinidamente. Se estima que llegará este año al 50% de pobres con el 10% de indigencia, frente a la extrema paradoja de un potencial productivo compatible con alimentar más de 400 millones de personas desde la pampa húmeda”. Sumemos el clima de inseguridad que se sufre, especialmente en las grandes ciudades, incluyendo violaciones, crímenes, la serie cruel de los femicidios, asaltos “piraña” a la luz de cada día. Toda la problemática incide en la economía del país y sus habitantes. Es como si estuviésemos en medio de un laberinto procurando la salida. Desconcierto entre las contrapuestas opiniones en torno a la vacuna anti Covid 19. Hace ya un año que estamos bombardeaos por las noticias y comentarios (que no es lo mismo) sobre este flagelo que se ha producido por accidente según algunos, o según otros por interés diabólico de quienes quieren cambiar el destino de la humanidad. Mientras nos informan sobre el avance en el operativo prevención ante la pandemia, círculos médicos ponen en tela de juicio los métodos de diagnóstico y los índices de letalidad. Todo lo que antecede conduce a una pregunta de interés general: Si todo eso no es laberinto… ¿los laberintos dónde están?
