35 (Adolfo R. Gorosito, 2020) – Primer párrafo de un cuento que hace pocos años escribió y publicó la señora Stella Maris Caprile de Cadenas. Reflejan un vehemente deseo de cambios para nuestra sacudida humanidad. Invito a compartirlo en tiempo tan difícil como el que estamos viviendo: – “¡Qué hermoso sería despertar un día y encontrar un mundo diferente, sin conflictos, sin división de clases, sin angustias, sin miedos ni tristeza! ¡Qué bello es soñar con la esperanza de una nueva vida, sin decadencia moral, sin corrupción, sin drogas, sin la amenaza de armas nucleares, sin contaminación! ¡Creer en una Nueva Tierra sin sociedades enfermas, sin tanto individualismo, sin la separación que causan grietas por opiniones políticas o religiosas, sin la esclavitud del dinero ni injustos sistemas económicos que agotan los esfuerzos de los hombres!”… Las personas más sensibles pueden interpretar el texto que acabamos de leer como una invitación a la fe y a la esperanza del ser humano, y así es. Pero otros espíritus que los avatares han endurecido pueden deducir que estos conceptos constituyen una ilusión, un anhelo en pos de un objetivo excelso, pero de concreción imposible. Ubiquémonos idealmente en el segundo grupo, porque el párrafo abre la gran puerta hacia una decisión constructiva, para contribuir desde nuestro esfuerzo o creatividad personal a forjar un mundo superador, aspirar a la formación de “un mundo diferente”, como también lo expresó en su tango “Cambalache” (Siglo XX) el poeta popular Enrique Santos Discépolo, interpretando la angustia de los agobiados por circunstancias que invitan al desánimo y a la autodestrucción.
